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Mitos del psicoanálisis


  1. Largos silencios sin que pase nada.

Esta idea se ha convertido en un mito; se supone que el analista es completamente neutral, misterioso y sólo dice unas pocas frases al azar.

Mi comentario: El silencio es simplemente un recurso técnico, no una regla. En algunas situaciones clínicas, y dependiendo del paciente, el analista habla más o menos.


  1. El paciente se tumba en el diván y habla de su madre.

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Esta es una idea bien conocida. Rememora la clásica idea freudiana del paciente hablando y el analista escuchando, sin ser visto. La caricatura es la asociación con la madre, como si todo fuera culpa suya.

Mi comentario: Es una idea reduccionista; no siempre se usa el diván. Y la relación con la madre, aunque a menudo fundamental, no es necesariamente el eje del análisis.


  1. El analista nunca da respuestas.

El mito dice que el analista nunca responde nada, nunca da una opinión, ni dice “qué hacer”.

Mi comentario: Es una verdad a medias. El psicoanálisis no es terapia. Pero esta construcción de significado puede implicar interpretaciones, evaluaciones y recomendaciones que marcan la diferencia.


  1. El análisis dura para siempre.


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Es común la idea de que quienes comienzan un análisis nunca lo abandonan. Se convierte en una relación eterna.

Mi comentario: Depende del caso, del paciente y de la ética del trabajo. Hay análisis largos y cortos, según la necesidad. Si hay una verdad, es que en el psicoanálisis no hay prisa.


  1. El análisis es para gente rica, neurótica e intelectual.

Este mito sitúa el análisis como un privilegio burgués en un lugar intelectualizado, lejos de la realidad, en un mundo cerrado en una pequeña caja.

Mi comentario: La historia muestra que efectivamente hubo un sesgo de clase en algún momento del pasado, pero hoy el psicoanálisis permite muchas formas de acceso y se ocupa de todo el sufrimiento psicológico en personas de cualquier clase social.


  1. El análisis es normativo, sexista o racista.

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El inicio del psicoanálisis se produjo en un contexto social en Europa a finales del siglo XIX, donde las normas colonialistas y heterosexuales eran la base cultural de la que derivaba el pensamiento.

Mi comentario: Este estereotipo ha sido disipado hace mucho tiempo y hoy el psicoanálisis pertenece al individuo, ya sea orientado hacia cualquier manifestación posible de género o sexualidad; así como cualquier origen, color de piel o condición sociocultural.


  1. Todo es sexo

Otro cliché freudiano. El mito dice que, para el psicoanálisis, todo problema humano gira en torno al sexo reprimido.

Mi comentario: Freud nunca dijo que todo fuera sexo, sino que la sexualidad infantil desempeña un papel importante en la constitución del individuo. Confundir esto con promiscuidad, adulterio o sexualidad exacerbada es un grave error.


Texto: Silvio Ambrosini


 
 
 

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